El catalán Eugenio d'Ors
Rovira, nacido en Barcelona en 1881, fue un importante escritor, en concreto
ensayista, además de periodista, crítico de arte español y filósofo. Se le
conoce también por haber sido el impulsor de un movimiento estético conocido como Novecentismo asociado a la cultura, y en particular a la literatura,
tal es el caso de las vanguardias de comienzos del siglo XX.
Su compleja trayectoria y
su filosofía le convierte en reivindicador de la cultura catalana, la cual
moderniza, pero esta defensa férrea de sus raíces naturales le acarrea
numerosos problemas políticos, y con ello, termina por renegar del catalán
yéndose a Madrid y volviéndose de derechas.
Su entrevista se
encuentra en la revista Esfera, muy importante para el género puesto que el
denominado “caballero audaz” revoluciona la manera de llevar a cabo estas
entrevistas, convirtiendo estas declaraciones en un género narrativo,
biográfico y haciendo siempre un retrato de la persona que es entrevistada.
Como podemos ver en esta
entrevista a D’Ors, el personaje está visto en su contexto puesto que el
periodista va a su casa (se nos dice “El mismo nos pasó a su despacho”) para
contribuir a ese objetivo que es hacer el retrato.
Además, en ella podemos
ver que Eugenio D’Ors se dirige directamente al lector utilizando formas como
“verás…” dándole cercanía por lo tanto. Otra característica importante es la utilización de palabras
coloquiales que hoy no tendrían lugar en una entrevista, tal es el caso del
término “loco” cuando se refiere D’Ors a sus estudios sobre Psicología en su
trayectoria intelectual.
También destaca este
intelectual por el gusto por hablar con aforismos, entiendo aforismo por aquella
frase que fuera de su contexto obtiene un valor general, y viéndose en la
entrevista en la siguiente afirmación: “y a los mandatos de un mismo son a los
que se debe ser más fieles”.
De tal manera podemos
llegar a la conclusión de que, Eugenio D’Ors, por su condición de filósofo en
sus declaraciones, oscurece siempre el mensaje que quiere hacer llegar al
lector, dada su compleja manera de expresarse fruto de su formación, y que
podemos ver por ejemplo en el momento en que este confiesa que quisiera ser a
la vez nuevecentista e idealista, aun sabiendo que el hombre está sometido a
la turbación pero no siendo realmente capaz de presentar una solución por la
propia complejidad de problema.