El pasado jueves 18 de febrero asistíamos a la presentación
de la revista literaria Anáfora dirigida por tres jóvenes y ayudados por el
profesor de la Universidad de Oviedo, García Martín. Estos jóvenes demostraron
ser grandes amantes de las letras y grandes emprendedores puesto que aunque
todavía son estudiantes y novatos en el mundo literario, por ejemplo, Candela
nos confesaba que sólo lleva un año moviéndose por revistas literarias, ponen
todas sus ganas y su esfuerzo para poder sacar adelante no sólo esta revista
sino también otras como la titulada Maremágnum.
Estos jóvenes nos presentaron el número sexto de su revista,
en la que incluyen, entre otras publicaciones, traducciones e índices onomásticos
en donde se mencionan autores como Ausonio, Catulo, Marcial, e incluso al
profesor García Martín al que toman como modelo para escribir sus poesías y que
publica en otras revistas como la titulada Clarín, muy importante a nivel nacional y
en la que utiliza seudónimos. Este número sexto que sale a la luz será
diferente al siguiente número pues, por ese afán innovador, cambiaran la
tipografía y así dotan de originalidad y creatividad a su revista.
La relevancia de estas revistas en particular nos lleva a la
importancia general que estas tienen puesto que poseen un gran papel
informativo al abarcar el momento literario de los autores, además de ser
generacionales, es decir, suelen durar poco, y tener pocos números, pero son claves para el conocimiento de toda historia de la literatura,
es decir, tienen valor bibliográfico dado que grandes figuras de la literatura
española como Lorca, Cernuda, Juan Ramón Jiménez, Unamuno, y otros muchos,
comenzaron publicando en revistas literarias.
Las revistas literarias además por ser el foco de todo
movimiento poético representan un pilar cultural y social muy importante pues
en estas poesías, con estos movimientos literarios, encuentra el lector el
espejo en el que mirarse pues el poeta es capaz de expresar aquello que el
resto no puede pero que también experimenta.
Con ello, Candela nos decía que en sus poesías siempre
encuentra ecos de otros poetas, por ejemplo en el poema titulado El lugar
compartido. Sin duda será por la universalización de las experiencias y de los
sentimientos humanos. Estos ecos también los vemos en un poema de Víctor Botas
titulado El reflejo en donde en este caso vendría la influencia del propio
García Martín.
Mario, otro joven emprendedor, que confesaba haberse dejado
la elocuencia ese día en casa, nos leía un poema titulado Desmemoria
influenciado por Víctor Botas e incluso por el gran Antonio Machado.
Las influencias pueden llegar a tal nivel en que, otra
figura de la Universidad de Oviedo, Rodrigo Olay, escribe un poema en homenaje
a Miguel Hernández con ese elegía titulada El rayo que no cesa.
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