Jorge
Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo, fue un escritor argentino, y uno de los
autores y eruditos más destacados de la literatura del siglo XX. Y así se nos
presenta ya al principio al sentirse Soler Serrano, el entrevistador, muy
honrado y alabado por la presencia de este.
Borges
ya se presenta al principio como un personaje humilde dado que el entrevistador
le dice: “Se le ha considerado a usted todo mente, yo creo que es una
exageración” y Borges, responde: “yo creo que sí”. Con esta afirmación, ya
marca el escritor una fórmula que utilizará mucho a lo largo de toda la
entrevista.
Y
esto se dice dado que el entrevistador incide en la idea de que a Borges se la
ha considerado una persona fría, a lo que responde el escritor argentino que
todo artista tiene el deber de transmutar todos esos sentimientos en símbolos,
colores, formas, sonidos, palabras y por extensión, poesías, en el caso del
poeta.
Borges
destaca por sus declaraciones dado que nos dice que incluso en sueños se comenten
errores, es decir, sus confesiones no son nunca banales, sino que el poeta está
dispuesto siempre a decirnos que es lo que realmente piensa, o le genera
incertidumbre, con respecto a la existencia humana.
Es
un personaje misterioso, y el mismo lo sabe, porque dice que él es el mismo que
el Borges que publicó su primer libro, pero que puede ocurrir que esta
consideración se encuentre solo en sí mismo porque reconoce que ese Borges
posterior puede estar solo entre líneas en esa primera obra.
Borges
nos confiesa, que el proceso creativo, el poeta tiene que escoger correctamente
las palabras que quiere poner en sus poemas si quiere que lo que se transmite
llegue realmente al lector porque hay términos y elecciones lingüísticas que no
se consideran lícitas y que oscurecen el mensaje, caso de “azulino” o “azuloso”
que no deben ponerse porque el término correcto sería simplemente “azulado”.
El
escritor nos cuenta que es descendiente de guerreros y de conquistadores. Nos
cuenta como su abuelo era militar y se montó en un caballo blanco con un poncho
blanco para suicidarse porque no quería vivir más después de la guerra.
En
Borges, aunque reconoce su escepticismo con respecto a su patria y nos dice que
probablemente esté equivocado, todas esas ideas políticas que tuvo no aparecen,
aunque luego en sus entrevistas diga su opinión porque no sabía hasta qué punto
iban a llegar esos militares argentinos.
Nos
dice que desde pequeño supo que iba a ser escritor, que ese era su destino
porque le encantaba leer y fue "autodidacta" en lo que supone escoger
las lecturas. Leyó el Quijote ya de pequeño, y para él fue una novela extraña.
Dice que pasó la vida leyendo. En cuanto al gusto en particular, dice que le
gustaba más Quevedo "pero creo que estoy equivocado" y ahora me gusta
más Cervantes; siendo también esta fórmula sobre sus posibles equivocaciones
muy usada también a lo largo de su entrevista.
De
pequeño reconoce que leía muchos libros, pero sin juicio crítico, sin saber si
el Quijote era mejor o peor que el resto de libros que leía, pero que todos
esos libros fomentaron la creación de su riqueza interior y de su propio mundo.
Y con ello, antes de los 10 años ya había empezado a escribir.
Parte
de su infancia también fue el tener que estar en casa encerrado durante mucho
tiempo porque sus padres no le dejaban salir dado que tenían miedo de que
contrajese alguna enfermedad (de las extendidas en la época) y por ello, al no
ir a la escuela, tenía una institutriz de la que, sin embargo, no se acuerda.
Pero sí que recuerda la muerte de su abuela en Ginebra y como dijo esta
"déjeme morir tranquila" y luego una mala palabra, que no había
escuchado decirle nunca y por ello considera que su abuela era una mujer
valiente; palabra que el propio Borges no es capaz de decir y que intuimos por
lo tanto que se trata de una palabra mal sonante.
Borges
está obsesionado con la muerte, la vida, lo infinito, el tiempo. Las muertes de
sus padres (un tanto largas y dolorosas) le han marcado en esas reflexiones que
luego plasma en sus poemas.
El
argentino nos dice que le gusta mucho Suiza, su refugio en plena II.G.M,, y que
allí, se produce su encuentro con la lengua alemana que aprendió a través de un
diccionario. También confiesa que le gusta la cultura alemana pero que, sin
embargo, la francesa no le despierta tanto entusiasmo, aunque tiene que
reconocer que la lengua francesa ha generado una literatura muy extensa y muy
rica.
En
cuanto a otro tipo de ideas, Borges, por ese rasgo que tanto le caracteriza de
decir siempre lo que piensa, dice que la democracia es un abuso de la
estadística y que no cree en ella.
En
tiempos de peronismo Borges fue perseguido, pero dice que la política no es su
ocupación, y que no entiende, por ejemplo, por qué sus declaraciones sobre
Chile y su dictadura sorprenden. Ello nos hace pensar que Borges era muy culto,
pero luego un poco insensato desde el punto de vista cotidiano, aunque luego
finalmente se enfrente a los dictadores.
Volviendo a la literatura, que dice que es
"su terreno seguro", confiesa el poeta no tiene horas de oficina, que la
inspiración viene y el poeta no se puede negar ante este hecho porque, por
ejemplo, a él un poema que se le ocurrió en sueños. Y aun así, dice que hay
muchas cosas que escribió, y que por lo tanto hizo sintiéndose inspirado, y que
sin embargo ahora no le gustan tanto como antes.
Como
conclusión, podemos decir que Borges, como creador universal y como artista
tenía una opinión formada acerca de todas las cosas, pero que pasó a la
historia universal de los pensadores gracias a su obra, puesto que, a pesar de
morir ciego, nos dió ojos con los que ver.
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